Fundamentación Teórica
El auge de
las Nuevas Tecnologías de la Información es un aspecto relativamente reciente
que ha dado lugar a rápidos e importantes cambios en nuestra sociedad, que han
contribuido a mejorar la calidad de vida de las persona; sin embargo, su uso no siempre se presenta exento de
problemas.
Uno de los
aspectos más debatido y que mayor alarma social crea, es el potencial adictivo
de dichas tecnologías.
Se
considera que cualquier conducta normal puede convertirse en patológica en
función de la intensidad, frecuencia o cantidad de dinero invertida en ella y
del grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales y/o laborales
de las personas implicadas (Echeburúa, de Corral y Amor, 2005).
Lo que
caracteriza a una adicción es la pérdida
de control, la conducta repetitiva y la
dependencia. Todas las conductas adictivas están controladas inicialmente por
reforzadores positivos (el placer en sí), pero terminan por ser controlados por
reforzadores negativos (alivio de la tensión, aburrimiento, soledad, ira…
(Marks y col, 1990). Además las personas adictas experimentan síndrome de
abstinencia, cuando no pueden llevar a cabo la conducta objeto de adicción, lo
que les provoca un profundo malestar emocional que se traduce en el estado de
ánimo, irritabilidad, insomnio, agitación psicomotriz…
Como en
cualquier otra adicción, está verificado que es difícil reparar en las posibles
consecuencias negativas a largo plazo. Entre los riesgos, podemos destacar
varios. Por un lado, el acceso a contenidos inadecuados por parte de los
menores, como por ejemplo material pornográfico, violento, racista…. Por otro,
se puede ver dañada la intimidad, llegando a producir confusión entre lo privado y lo público.
También hay que destacar el riesgo de
sufrir acoso, que se manifiesta a través de diferentes problemáticas
como el grooming, ciberbullying o sexting.
Se
entiende por “Grooming” el conjunto de acciones que
se llevan a cabo sobre un menor, con un objetivo marcadamente sexual que
puede tener como fin último desde la obtención de imágenes del menor en
situaciones sexuales o pornográficas, hasta la posibilidad de establecer
contacto físico y presencial con dicho menor para consumar un abuso sobre éste.
El término
“Ciberbullying” hace referencia al uso de los medios telemáticos (Internet,
telefonía móvil y videojuegos online principalmente) para ejercer el acoso
psicológico entre iguales.
El
“Sexting” es un anglicismo que se utiliza para
referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de
teléfonos móviles.
Justificación del proyecto
Los
beneficios de la llamada “Era Digital”, son por todos conocidos, siempre y
cuando se haga un uso adecuado de las nuevas tecnologías. La realidad deja
evidencia, que no siempre esto es así, lo que hace necesario la formación y
capacitación de la población en todo lo relativo a esta temática, especialmente de los más jóvenes, por su
mayor vulnerabilidad. La adolescencia, constituye un periodo evolutivo crítico,
debido a las características propias de la etapa, lo que implica una atención
especial, a fin de prevenir los posibles riesgos o consecuencias negativas de
un mal uso.
Durante
esta etapa de rápidos cambios, existe una fuerte necesidad de búsqueda de estímulos que ofrezcan una respuesta
rápida y de sensaciones nuevas, capaces de proporcionar recompensas inmediatas. Esto se une a una
baja capacidad de autocontrol por parte del joven, lo que favorece un uso
excesivo o inadecuado de las nuevas tecnologías. Hay que añadir que no facilita
el buen uso la baja percepción de riesgo que existe por parte de los menores ante los posibles
peligros que enfrentan a través de la red, por un lado, y por otro, la
dificultad para el cumplimiento de límites y normas, que se traduce en muchas
ocasiones en una actitud pasiva o
desafiante.
Resulta
difícil, a veces, identificar cuando el uso que se realiza de las TICs es
abusivo o inadecuado. Podemos establecer tres variables para detectarlo: el
tiempo dedicado, la capacidad de autocontrol, y sobre todo la interferencia con
las actividades de la vida diaria.
Se
consideran signos o señales de alarma
ante una posible dependencia del joven el descuido de tareas escolares y
la disminución del rendimiento académico, abandono de actividades, que antes le
resultaban gratificantes y la falta de atención a otras para poder dedicarle así más tiempo a las
nuevas
tecnologías, cambios de
humor y actitud desafiante o incluso agresiva cuando se le interrumpe o se le
imponen limitaciones a su uso, cambio o abandono de amistades reales en pro de
fomentar las amistades virtuales, pérdida de la noción del tiempo empleado en
el uso de las TICs o mentiras sobre el tiempo real… entre otras.
Sin
embargo, hay que tener en cuenta que no todas las personas que tienen acceso a
la red, acaban siendo adictas, lo que hace entender, que hay personas más
vulnerables que otras. Tal y como verifican las investigaciones al respecto,
hay ciertas características de personalidad o estados emocionales que aumentan
la probabilidad de riesgo como son la
impulsividad, baja autoestima, la búsqueda constante de emociones fuertes,
estilos de afrontamiento inadecuados, intolerancia a estímulos displacenteros
físicos o psíquicos… A su vez, estos factores se ven mediatizados por variables
ambientales tales como las características del entorno familiar (cohesión
familiar, estilos educativos, comunicación…), ambiente estresante, relaciones
sociales pobres u escasas…
Así, podemos concluir que además de las propias
características intrínsecas de las nuevas tecnologías como fuente de
gratificación inmediata, existen variables personales y/o del entorno, sobre
las que se puede intervenir para evitar o disminuir los riesgos asociados,
mediante la información y formación, y el desarrollo de habilidades y
herramientas que permitan una gestión adecuada y una actitud responsable en el
uso de las TICs por parte del
adolescente.
No obstante, para que la actuación sea efectiva, es
necesario la intervención con las familias, pues el comportamiento abusivo
o uso inapropiado de las nuevas tecnologías por parte de los
menores tiene como resultado añadido una elevada preocupación en
progenitores y educadores, propiciada por la repercusión social en relación a
los riesgos y las consecuencias negativas que subyacen a su uso y a la falta de habilidades y
recursos para afrontar dicha problemática. Para ello, es necesario que los
padres, adquieran la capacidad de
detectar de forma precoz situaciones de riesgo,
interviniendo desde una perspectiva educativa y llevando a cabo
estrategias adecuadas de supervisión y control del uso de las TICs. En
ocasiones, para los casos más graves, será insuficiente esta actuación, siendo
necesario una intervención terapéutica con los jóvenes, a fin erradicar dicha
adicción y al objeto de favorecer como fin último el bienestar de la persona.