La cooperación internacional para el desarrollo, enmarcada en los Derechos Humanos, es generadora de estrategias para que individuos y colectividades los ejerzan. En el caso del derecho a la salud, las intervenciones se concentran en la mejora de los sistemas sanitarios, fortaleciendo las instituciones públicas y también a la sociedad civil. También se realizan programas de desarrollo integral que incluyen otros sectores, como el del agua y saneamiento, la producción agropecuaria, el acceso a servicios básicos, vivienda, etc., que, desde la visión global de la salud, son importantes determinantes de la misma. A veces no es fácil entender el porqué de algunas de estas intervenciones globales, y por ello este artículo pretende explicar la relación de los proyectos productivos con la salud y el trabajo. Un ejemplo servirá como facilitador gráfico de este tipo de intervenciones.
Nos situamos en el sur de Bolivia, en un distrito rural del municipio de Sucre. Allí la población es indígena, subsiste con la producción familiar de alimentos básicos como la patata, hortalizas y frutas, y con la cría de animales menores, como cerdos, gallinas y conejillos de india. Esta producción está supeditada a las condiciones climáticas y al estado de salud de los miembros de la familia. El acceso a los servicios de agua, electricidad, alcantarillado, etc. ha mejorado, pero no cubre aún a toda la población. Los indicadores de morbi-mortalidad son superiores a la media del país.
Las comunidades están organizadas de acuerdo a tradiciones indígenas, los cargos de liderazgo se van rotando de familia en familia y las decisiones se toman en asambleas. Uno de los principales problemas de esta población es la emigración de sus jóvenes a las ciudades en búsqueda de trabajo. Este desplazamiento no mejora sustancialmente la situación de pobreza y las familias pierden paulatinamente su capacidad de subsistencia.
En municipios como estos, los proyectos de cooperación se gestan entre organizaciones de la sociedad civil nacionales e internacionales, las autoridades y la comunidad. Inicialmente suele tratarse de proyectos de desarrollo para la satisfacción de necesidades básicas para el acceso a agua de calidad, producción y consumo de alimentos nutritivos, acceso a recursos educativos y sanitarios, etc. Ligado a la mejora de estas condiciones, las comunidades proponen proyectos que permitan, además, generar ingresos económicos. Así, en este distrito rural de Sucre, la ONG boliviana CEMSE junto la comunidad y sus autoridades empiezan a realizar los estudios necesarios para identificar qué producto de la zona es susceptible de ser mejorado para tener una mayor producción. Se tienen en cuenta las capacidades de la población y la vocación de la zona para la agricultura, la ganadería, la artesanía o la producción empresarial o ecológica Se identifica la producción de carne de conejillo de india como un producto factible de producir y comercializar. Se realizan estudios de mercado analizando oferta, demanda, precios y canales de comercialización, posteriormente se hace un estudio técnico y económico-financiero para determinar que inversiones se requieren y los niveles de excedentes previstos.
De esta forma, la cría de conejillos de india pasa de ser una actividad de subsistencia familiar para ser un proyecto productivo comunitario. Se pone en marcha un centro demostrativo y de asesoría técnica para la región, en donde adultos y jóvenes se forman partiendo del conocimiento ancestral y con metodologías educativas innovadoras. Las comunidades insertan en sus normas el desarrollo de esta actividad económica, organizándose en cooperativas o asociaciones, según sus tradiciones y la legislación de Bolivia.
Con estos proyectos se busca mejorar los ingresos de las familias y comunidad, reforzando el asociacionismo, la cooperación, las redes sociales, la participación y el arraigo. Los proyectos productivos contribuyen a que las familias cuenten con mayores recursos económicos para invertir en el mejoramiento de su alimentación, vestido, tiempo de ocio, educación, vivienda, de esta forma se promociona la salud. Otro efecto es la generación de fuentes de trabajo y de desarrollo local económico y social que permite la inversión en las políticas públicas y con ello condiciones dignas de vida.
Los proyectos productivos deben llevar implícito el reconocimiento del trabajo de reproducción social, es decir, el del cuidado de la familia y las actividades de subsistencia, como fundamento para la producción económica. Sin este reconocimiento este tipo de proyectos no sería generador de desarrollo sino de desigualdad. La mejora de las condiciones socioeconómicas repercute directamente en la condiciones de salud dela población.