Tres años después del terremoto ha habido cambios, no hay que negarlo, pero a día de hoy aún hay mucho por construir, por reconstruir, por comenzar. El contexto actual es de incertidumbre e inestabilidad en los sectores político, social y económico lo que provoca en la sociedad civil un desencanto y enfado que son totalmente comprensibles. La inestabilidad política se refleja en el poco avance que se ha dado en el planteamiento de políticas públicas claras de reconstrucción en todos los sectores. Tres años después, de las grandes promesas internacionales, solamente han llegado al país el 56% de las ayudas prometidas. Tres años después aún quedan viviendo más de 350.000 personas en “campos” de desplazados con condiciones de indignidad y vulnerabilidad enormes.
Y no sólo eso. Tras una larga temporada de sequía, el paso de la tormenta Isaac y el huracán Sandy en el último trimestre de 2012 la situación en la zona rural ha empeorado drásticamente, habiendo quedado arrasadas miles de hectáreas de cultivo y ganado, único medio de subsistencia en la mayoría de las familias haitianas. Se estima que en los próximos meses más de dos millones de personas se encontrarán en situación de inseguridad alimentaria cuando, ya en el Informe de Hambre en el Mundo de 2012, Haití ocupaba el tercer lugar.
Actualmente muchas ONGs se están retirando del país. Pero a pesar de todo, CESAL continúa su trabajo y apuesta por una "Tierra de Esperanza", una tierra que atraviesa momentos difíciles y duros pero también una tierra llena de alegría, de fuerzas y energía para seguir adelante. A día de hoy contamos con un equipo de 16 personas (cuatro expatriados) que trabajan mano a mano con la población, sumando esfuerzos por continuar el camino hacia el desarrollo y la autonomía de las familias.
En estos tres años CESAL ha continuado trabajando en Fonds Verrettes, un municipio de la zona rural cercano a la frontera con República Dominicana, y en el barrio de Cité Militaire, Puerto Príncipe.
EMERGENCIA EN LA ZONA RURAL DE HAITÍ
En Fonds Verrettes, donde hay una población de unas 45.000 personas, el terremoto no provocó grandes daños, pero la subida de precios de los alimentos empeoró aún más la situación de pobreza de los hogares. CESAL, que trabaja en la zona desde el 2007, junto a su socio local, Cáritas de Puerto Príncipe, y los campesinos del lugar, ha logrado mejorar las condiciones de vida de más de 1.000 familias.
En primer lugar, y como centro de la intervención, trabajamos fortaleciendo la sociedad civil, representada por las Organizaciones Comunitarias de Base. También hemos conseguido incrementar la producción agropecuaria, su principal medio de subsistencia, para reducir la inseguridad alimentaria.
Pero además, dando respuesta a las necesidades de la población desde un enfoque integral, también hemos intervenido en educación con la construcción de una escuela y de un comedor escolar, la reparación de otro centro escolar, el apoyo al pago de salarios del personal docente y la formación de profesores y profesoras procedentes de 13 escuelas del municipio; en agua, construyendo y reparando cisternas familiares y comunitarias para que tengan acceso al agua en la temporada de sequía; en microcréditos, permitiendo a más de 100 mujeres vender y comprar productos en la frontera, mejorando sus ingresos y con un reembolso del 100% de los préstamos; y en salud, apoyando a los centros de salud y a las comunidades en la prevención y el tratamiento de la enfermedad del cólera.
A todo esto se une, como factor principal para el desarrollo de cualquier municipio, el fortalecimiento al ayuntamiento, con apoyo en equipamiento y formación a sus técnicos, con la realización de encuentros con todas las instituciones presentes en Fonds Verrettes y con la elaboración de estudios y diagnósticos que mejoran la información y, por tanto, la gestión de la zona.
PUERTO PRÍNCIPE, UNA CIUDAD QUE RECUPERA SU LATIDO
Nada más producirse el terremoto, CESAL empezó a trabajar en el barrio de Cité Militaire, Commune de Delmas, Puerto Príncipe. Un lugar donde viven más de 40.000 personas.
Desde el año 2010 unas 4.000 personas se han beneficiado de nuestro trabajo en nutrición, participando en campañas comunitarias, acudiendo a formación o recibiendo tratamiento para la malnutrición desde nuestro centro. Muchos de ellos son niños y bebés, otras mujeres lactantes y embarazadas.
Más de 2.000 personas han participado en actividades de apoyo psicosocial y promoción comunitaria; en educación, hemos reparado 5 escuelas y hemos reconstruido otras 3, apoyándoles también en equipamiento y materiales, formación de docentes y talleres de padres, y becando a niños y niñas que estaban sin escolarizar, beneficiando en total a más de 3.500 menores; hemos construido un centro de formación profesional, donde ya dan cursos jóvenes del barrio en riesgo de exclusión social; y hemos mejorado los ingresos de más de 200 familias a través de formación y equipamiento en actividades de generación de ingresos.
¿Cómo marcharse de Haití cuando nos queda tanto por construir? Nunca antes CESAL tuvo ante sí un desafío como este, pero solos no podemos hacerlo. Por eso es necesario seguir construyendo alianzas con instituciones públicas, privadas y con la sociedad civil. Desde CESAL hacemos un llamamiento para no olvidar la situación de Haití, ni la imprescindible labor de decenas de ONGs españolas que, sin sustituir la iniciativa de los haitianos, son parte fundamental de la reconstrucción del país.
"Hay esperanza en Haití. Si uno se pone a leer un informe de Naciones Unidas o unos macro-indicadores, parece que dicen lo contrario. Pero en mi trabajo, en mi vida, cuando estoy delante de una persona, no me viene a la cabeza ninguno de esos macro-indicadores. Ni esa persona sabe nada de las cifras. Sin embargo, cuando trabajamos juntos con una familia, un niño, alguien que pone en marcha un negocio, una mamá que aprende a alimentar a su hijo, una asociación..., vemos personas que entienden que su vida sí puede mejorar y tienen esperanza. Y yo en mi día a día veo ese cambio en las personas, en cosas demostrables, no utópicas. Es cierto que esas cifras negativas tienen que cambiar, pero los haitianos tienen esperanza en la reconstrucción de su país y de sus vidas y yo también la tengo".
Jordi Bach Codina, Director de CESAL Haití