Emergencia en la zona rural de Haití
El paso de la tormenta Isaac por Haití además de provocar muertos y destruir miles de casas, ha dejado un panorama desolador en la zona rural. En esta crónica, escrita por Egido Sanz, Coordinadora Territorial de CESAL Haití en Fonds Verretes, afirma que la situación actual perjudicará inmediatamente la matriculación en las escuelas de niños y niñas, producirá el aumento de los casos de cólera ante la falta de salubridad en el agua, habrá gran escasez de alimentos, así como dificultad para la siembra del próximo año.
En la noche del 24 al 25 de agosto la tormenta tropical Isaac pasó por Haití, afectando fuertemente una de nuestras áreas de intervención, Fonds Verretes, en el Departamento del Oeste, zona fronteriza con República Dominicana. Allí CESAL trabaja desde el año 2007 en 11 localidades rurales apoyando la mejora del acceso y disponibilidad de alimentos básicos, la agricultura, ganadería, el acceso al agua, la protección y conservación del suelo y la dotación de créditos para las familias.
Isaac dejó tras de sí un rastro que será muy difícil de borrar. Según los últimos informes que disponemos 24 personas fallecieron en Haití, 6.040 casas fueron afectadas y 1.005 casas destruidas, además de que 6.000 familias han perdido el abrigo o la vivienda en la que vivían.
Los sectores agrícola y ganadero han sido los más afectados, especialmente en los departamentos del Sudeste y del Oeste del país. Se estima que más de 81.000 Has de cultivo han sido dañadas, siendo lo más afectado el banano, café, aguacate, pomelo, maíz, cacao y judía. Además, se han perdido más de 2.000 animales entre cabras, ovejas, vacas, cerdos, burros y caballos. Los daños en agricultura y estructuras agrícolas, tras las primeras evaluaciones, se estiman en 246 millones de dólares (en torno a 200 millones de euros).
Tras la tormenta Isaac, Fonds Verretes se quedó prácticamente inaccesible durante dos días. El acceso final a las comunidades se realiza por el propio curso del río Soliette y, tras la tormenta, el nivel y la fuerza del agua cortaron toda posibilidad de salida a la población, quedando incomunicado el acceso hacia la capital Puerto Príncipe. El martes 28, la carretera ya estaba transitable y pude pasar tres días de evaluación por las localidades en las que trabajamos: Oriani, Palmis Tampé, Tire Plan, Kanotte, Maboeuf y Daprès, entre otras. En estas visitas me reciben y me acompañan las personas responsables de las organizaciones comunitarias de base, OCBs. Desde la mañana del día 25, tras la tormenta, hemos estado en contacto continuo por teléfono, nos han estado enviando mensajes y transmitiéndonos los daños que habían sufrido cada una de las localidades.
Las imágenes de los campos de maíz son desoladoras. El 70% de los maizales están en el suelo. El maíz es uno de los alimentos básicos prioritarios y las cañas con las mazorcas están totalmente tumbadas por la fuerza del viento. El 80% de los bananos, planta de tronco muy frágil, están totalmente partidos con las hojas y los racimos de banano verde postrados en el suelo; los agricultores están seleccionando los mejores antes de que se pudran para poder aprovecharlos, ya sea para comer o para venderlos. Las parcelas y sendas por las que caminamos están cubiertas de aguacates verdes y pomelos que aún no habían llegado al punto más óptimo para ser cosechados. Los campos de patata están "abrasados" por la fuerza del viento, la planta está tan afectada que no conseguirá reponerse. Los viveros que ha proporcionado CESAL en los que la población de cada localidad estaba produciendo unas 4.000 plantas de árboles frutales y de árboles forestales han sufrido diferentes daños; por ejemplo en la localidad de Kannot se ha destruido totalmente el vivero y en otros varios viveros de otras localidades las maderas de la estructura se han roto, pero pueden restaurarse. Los plantones no han sufrido grandes daños, los árboles los podremos plantar a partir del mes de septiembre, contribuyendo así a una mejora de la cobertura forestal, que es uno de los graves problemas medio ambientales de este país.
Los recorridos por las diferentes localidades son similares. Las imágenes se repiten continuamente: casas que o bien se les ha arrancado toda la estructura del tejado, la madera y uralitas de latón o están completamente hundidas; escuelas e iglesias que han quedado sin tejado; cisternas de agua que están totalmente al descubierto y que pone en peligro la salubridad del agua recogida... En todas las localidades las pérdidas de animales son numerosas especialmente cabras, pollos y cerdos. Las cifras de las que me hablan en cada lugar me dejan sin respiración: 223, 147, 182 animales... El aprovechamiento de estos animales es escaso, la mayor parte los han enterrado. Los animales en la mayor parte de las familias son las fuentes de ahorro, son inversiones a las que recurrir en el caso de ocasiones especiales.
El impacto inmediato
Este daño se presenta en un momento especialmente crítico. Justo en octubre se abre el curso escolar 2012-2013, momento en el que los padres y madres deben de pagar una cantidad importante de dinero por la matrícula en los colegios, invertir en uniformes y en los materiales mínimos. Si no se paga la matricula, no se tiene derecho a ir al colegio. Si no se tiene uniforme, los alumnos pueden ser rechazados.
Y los daños no se quedan aquí. El impacto se vislumbra que continúe como una gran cadena: si no hay animales, ni fruta, ni cosechas... hay una falta de disponibilidad de alimento inmediata y por ende, falta de semilla para la siembra de cara a febrero-marzo. Existe un alto riesgo del aumento de los casos de cólera tras las inundaciones provocadas por las lluvias por la contaminación de los acuíferos, por la contaminación de las cisternas de recogida de agua que han quedado al descubierto o bien por la dificultad de las familias para adquirir cloro que asegure la potabilidad del agua.
Lo más impactante, y que me permite continuar trabajando aquí, es la solidaridad y la rapidez con la que la población haitiana responde ante las catástrofes. A pesar de los pocos medios de los que disponen, la el apoyo entre las personas y las familias permite que sucedan hechos inimaginables: por ejemplo que en sólo dos días algunas de las casas que han perdido los tejados ya estén cubiertas con las uralitas de latón recuperadas y de nuevo claveteadas; que algunas familias estén comenzando con las paredes de una nueva vivienda en barro y piedra, tan vulnerable como la que tenían, pero con la que asegurarse un lugar a cubierto; que haya personas que estén llenando bolsas en un vivero totalmente destruido para trasplantar las semillas de café germinadas...
"Kembe Fem", como decimos acá: "Seguid Adelante".
Egido Sanz. Coordinadora Territorial de CESAL Haití en Fonds Verretes