Desde diversos ámbitos se viene comentando que el futuro de nuestra economía se ha de basar en un nuevo modelo productivo que potencie aquellas actividades más intensivas en conocimiento, desde una perspectiva de sostenibilidad en el tiempo y compromiso con el medio ambiente. Sin duda es así: mantener o mejorar nuestra posición competitiva en el mundo lleva consigo que seamos capaces de cambiar, apoyados en el mencionado conocimiento y generando valor.
Este cambio no es otro que la innovación y, en particular, la innovación tecnológica, entendida como la aplicación de distintos campos del saber a la resolución de la manera más eficiente de problemas cotidianos o significativos.
No obstante, debemos reflexionar sobre el componente social de este necesario cambio que es la innovación de carácter tecnológico desde, al menos, dos perspectivas: el proceso de transferencia de la tecnología de donde se produce a quien la necesita y la tecnología en sí y su adecuación o beneficio para la sociedad.
La transferencia
En el sistema de I+D+i y, en particular, el universitario se agolpan un conjunto de innovaciones que, por diversas razones, no ven la luz. Hablamos de resultados patentados o de proyectos en avanzado estado de desarrollo que no encuentran las palancas adecuadas en las que apoyarse para llegar al mercado ya sea transfiriendo la tecnología o en forma de spin-off.
Basta consultar los datos publicados por la RedOTRI (
www.crue.org) --red que aglutina a las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRIs)-- de las universidades españolas y otros organismos de investigación.
Según estos datos, en 2007 (último año disponible) las OTRIs captaron 617 millones de euros en proyectos colaborativos con empresas, mientras que los ingresos relacionados con operaciones de transferencia (licencia de patentes típicamente), no alcanzaron los dos millones de euros.
Por otro lado, durante los últimos años ha existido un gran dinamismo en la creación de empresas de base tecnológica vinculadas con los organismos académicos (120 en el periodo analizado); empresas que, por su estado de reciente creación, requieren de constante apoyo para poder transitar por el "valle de la muerte" que supone el emprendimiento tecnológico en sus primeros estadios.
A modo de conclusión parcial y por todo lo expuesto, resulta innegable que cuenta con gran relevancia social el ayudar a que todo ese talento no movilizado se ponga a funcionar y fomente el cambio innovador que se quiere impulsar en nuestra sociedad.
El carácter social
Si volvemos atrás, hay otros puntos en relación con la innovación tecnológica que merecen nuestra atención. Me refiero al carácter social de la innovación como tal o, en otras palabras, poner a la persona en el centro de dicho proceso.
Conviene destacar el trabajo que en este campo ha realizado el Instituto de Innovación para el Bienestar Ciudadano (I2BC) que ha definido una metodología para el desarrollo de innovaciones dirigidas por y hacia las personas: People Led Innovation (PLI por sus siglas en inglés) (
www.i2bc.es/inicio/pli).
En efecto, la metodología PLI nos dice que aspectos como la sostenibilidad ambiental y económica, la ergonomía o la dimensión ética y las innovaciones son importantes para lograr su aceptación por la sociedad. Esta corriente de innovación social cobrará si cabe mayor importancia en los años venideros, al ir aumentando la población anciana y dependiente en general (alguien me podría decir por qué los mandos a distancia de las televisiones tienen tantos botones, pues imagínense cómo una persona de más de 75 años se maneja con ellos: mal).
i-deals
El Grupo everis, consciente de la problemática que supone la puesta en valor de la innovación y su conversión en prácticas de amplio uso y socialmente responsables, ha definido un modelo de transferencia basado en la existencia de un broker o intermediario, i-deals, que salva las brechas existentes entre aquellos que producen las innovaciones tecnológicas, los que las necesitan y los inversores que pueden aportar los recursos financieros necesarios para que este acoplo tenga lugar.
i-deals se ha constituido como una filial independiente cuya actividad consiste en seleccionar innovaciones tecnológicas, ponerlas en valor, atraer fondos y/o socios para su desarrollo y, finalmente, definir el proceso para su comercialización.
Nuestra convicción es que el éxito de la labor de i-deals es un éxito para la sociedad en su conjunto, pues contribuimos con nuestra actividad a tender puentes entre el mundo, a veces tan distante, de los producen las ideas y de los que las necesitan, guiados siempre por la persona que es y debe ser el centro de la actividad innovadora.
Ángel Sánchez Díaz es gerente del Grupo everis y director general de i-deals.