Según señaló Durán, en el ámbito de la
responsabilidad social un aspecto importante en el que las universidades tienen
mucho que avanzar es en la compra socialmente responsable. "Y otra
asignatura pendiente, que tendremos que resolver en el futuro", añadió,
"es la contratación de profesorado y personal de apoyo con
discapacidad".
En su opinión, se ha avanzado
mucho en los últimos años pero queda mucho por hacer, por ejemplo en los
ranking internacionales, que tendrían que medir y valorar la accesibilidad y el
grado de inclusión de las universidades
"Creemos que un rasgo de
excelencia de las universidades tiene que ser precisamente su carácter
inclusivo, ya que no debería haber un objetivo más prioritario para las
universidades que transmitir conocimiento de una manera universal y accesible
para todas las personas", recalcó. "Sería importante que entre los
indicadores de medición de la excelencia también se pudiera medir la
accesibilidad de los campus".
"Estamos convencidos de que
la mayor de las exclusiones es la exclusión del conocimiento, y en el caso de
nuestro colectivo, el acceso al conocimiento es la puerta más garantista para
la inclusión social y el pleno desarrollo de su personalidad y su
talento", dijo.
'MAPABILITY'
En esta apuesta por las
universidades inclusivas, el vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE se
refirió al trabajo que están llevando a cabo con la Comisión Europea y la
Asociación Erasmus Student Network (ESN) en la elaboración de un 'Mapability'
para identificar a las universidades europeas inclusivas y su grado de
inclusión.
Por otra parte, Durán subrayó que
la responsabilidad social en las universidades puede suponer además un modelo
de evaluación que redunda en su reputación. "La responsabilidad social
implica buen gobierno, participación, sostenibilidad, solidaridad, es decir, un
modelo de gestión comprometido con su entorno y comprometido con la formación
de ciudadanos socialmente responsables", apuntó.
En su intervención, Alberto Durán
también aportó algunos datos sobre discapacidad, empleo y universidad. Según
dijo, se estima que hay 3,8 millones de personas con discapacidad en España, lo
que supone que en un 20% de los hogares españoles hay una persona con
discapacidad.
Uno de los retos más importantes
para el colectivo, señaló, es la inclusión laboral, ya que "sólo una de
cada cuatro personas con discapacidad está empleada".
En materia de educación, también
persiste el reto de reducir la brecha que existe entre la población con y sin
discapacidad. La población con discapacidad entre 18 y 24 años presenta unas
tasas de abandono escolar prematuro superiores al 50% (frente a una tasa del
25% en la población española), si bien en el caso de las personas con
discapacidad visual ese hecho no supone un mayor abandono escolar que en la
población en general.
Sí reconoció que en los últimos
años el acceso de jóvenes con discapacidad a la educación superior se ha
intensificado notablemente, aunque siga siendo bajo. Así, recordó que
actualmente el porcentaje de universitarios con discapacidad representan sólo
el 1,3% de los estudiantes universitarios y el porcentaje se reduce cuando
hablamos de posgrados, doctorados y personal investigador. "Esto significa
que en España tenemos sólo algo más de 20.000 personas con discapacidad en
nuestras universidades y de ellos casi el 50% estudia en la UNED", dijo.
INCENTIVAR EL ACCESO
Para mejorar esos datos, explicó
que Fundación ONCE colabora con el sistema universitario con programas y
acciones que buscan fundamentalmente incentivar el acceso de los jóvenes a la
Universidad, favoreciendo el desarrollo de universidades inclusivas.
Entre ellos destacó -en colaboración
con el Ministerio de Educación y la Fundación Repsol- el programa 'Campus
inclusivo, campus sin límites', en el que participan una decena de
universidades anualmente. Su objetivo es animar a los estudiantes de Secundaria
a continuar sus estudios universitarios.
Además, desde hace dos años
Fundación ONCE puso en marcha un programa de prácticas académicas externas,
bajo el nombre 'Oportunidad al Talento', en el que se realiza una
intermediación entre las universidades y las empresas para facilitar la realización
de prácticas a los universitarios con discapacidad.
Otra de las acciones que Fundación
ONCE mantiene desde el pasado curso académico es el programa de becas para
fomentar la movilidad internacional, la especialización y la carrera académica
de los universitarios con discapacidad. En esta primera convocatoria se han
presentado unas 200 solicitudes para 54 becas de movilidad internacional,
máster y posgrados, doctorado e investigación. Se han otorgado a estudiantes de
45 universidades de todo el territorio (entre ellos dos alumnos de la
Universidad de Navarra).