Cada año el CIE, en conmemoración del Día Internacional de la Enfermería, publica y difunde un documento de análisis y reflexión para las enfermeras. Este año, el lema gira en torno a la fuerza de la enfermería como motor de cambio y recurso vital para la salud. Enfermeras Para el Mundo quiere resaltar los aspectos que, desde su experiencia, tienen que ver con esa fuerza de cambio.
Los problemas planteados por el documento del CIE señalan en primer lugar un desequilibrio entre oferta y demanda de profesionales de salud y en segundo lugar, la debilidad que tiene la población, sobre todo la más vulnerable, para traducir sus necesidades de salud y educación en demandas claras de servicio.
Diferentes acciones llevadas a cabo por EPM en África y América Latina han tenido y tienen el objetivo de dar respuesta a dichas problemáticas.
Como marco hay que tener en cuenta la situación de la enfermería, comparando los ratios de personal, en algunos países y regiones. Por ejemplo, en Bolivia, según el informe de la OPS de 2013, la ratio es de 2,4 enfermeras por 10.000 habitantes, mientras que a nivel regional en América Latina es de 14. En África, en países como Mauritania y Senegal, la ratio de enfermeros y enfermeras profesionales es de 2 por 10.000 habitantes.
Estos datos muestran como en algunos países de renta media y baja hay un importante déficit de recursos humanos en salud. En unos casos, aunque existe una alta necesidad de atención sanitaria para la población, la inversión pública en la formación y capacitación de los profesionales de salud, y en particular de la enfermería, es muy baja, y la oferta formativa de base en enfermería es insuficiente. En otros casos, los profesionales sanitarios, incluidos los enfermeros, se quedan en zonas urbanas donde se han formado, lo que produce que las zonas rurales, generalmente más necesitadas, se queden sin atención sanitaria. La migración de enfermería a países de rentas más altas que se da en algunos países, es un factor añadido.
Entre las principales líneas estratégicas de EPM está el apoyo a la formación inicial de enfermeros y enfermeras, la contribución a la descentralización de dicha formación (creación de escuelas de enfermería en rurales alejadas de las capitales), y la mejora de las competencias de la enfermería a través de una formación continuada de calidad. En este último aspecto, se están llevando a cabo diferentes acciones en colaboración con los Ministerios de Salud de países como Mauritania y Senegal, como son los programas de formación continua para la enfermería en estos países, especialmente en materia de salud sexual y reproductiva, cuyos datos son muy preocupantes. En Marruecos, EPM forma a la enfermería para mejorar su capacidad de detección y abordaje de los casos de violencia de género, y reforzar así los servicios sanitarios, y en materia de liderazgo, para fortalecer su capacidad de incidencia en las políticas de salud del país.
En Bolivia, a través de los proyectos de EPM, los equipos de salud de zonas rurales de la Amazonía están mejorando sus recursos de formación para el trabajo, que incluyen los enfoques de derechos humanos y de género. En Ecuador, las enfermeras perfeccionado sus habilidades para atender a la población indígena, lo que contribuye a una mayor calidad de los cuidados prestados.
Las instituciones públicas y las comunidades tienen un papel fundamental, y también se benefician de estos proyectos, fortaleciendo sus estructuras, sus procedimientos y sus medios para la toma de decisiones en salud. El objetivo es mejorar la gestión administrativa pública del sector y las herramientas para la promoción de la salud y el autocuidado de individuos, familias y colectividades. Es el empoderamiento de las comunidades y de las instituciones, desde un marco de derechos humanos, el que permite, como dice el documento del CIE, que las poblaciones puedan traducir sus necesidades de salud y educación en la demanda eficaz de los correspondientes servicios. La cooperación en salud es un importante medio para incorporar en la agenda internacional, la nacional y la local, aspectos que afectan profundamente en la salud de los pueblos. Un ejemplo es el que tiene que ver con los derechos de los pueblos indígenas y otros grupos vulnerables. Éstos son algunos de los ejemplos con los que EPM contribuye a reforzar el papel de la enfermería como agente transformador de la realidad.
Apostar por el desarrollo de la profesión enfermera, como agente transformador de la realidad, mejorando sus competencias y dotándola de los recursos necesarios para un ejercicio profesional de calidad, es una contribución directa y eficaz a la mejora del acceso a la salud de las poblaciones más vulnerables.