Los datos de este informe proceden, principalmente, de la explotación de los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida realizada anualmente por el
Instituto Nacional de Estadísitica (INE), y están armonizados con la oficina estadística europea
EUROSTAT.
Los datos son muy conservadores (es decir, calculan a la baja las situaciones de pobreza y exclusión) por varias razones. En primer lugar, porque hay grupos de personas en situación de exclusión, como las personas sin hogar, que quedan fuera de la Encuesta de Condiciones de Vida. En segundo lugar, por el carácter restrictivo de la forma de calcular. Por ejemplo, en el cálculo del BITH: a) sólo incluye a quienes trabajan más de 2 horas semanales (un umbral extremadamente bajo); b) se deja fuera a las personas entre 60 a 65 años sin ingresos, porque solo contempla a las de 0 a 59 años. Finalmente, porque en el cálculo de la renta por hogar, la valoración de las "unidades de consumo" (hijos /as, por ejemplo) no se corresponde a la realidad de los hogares con menores ingresos.
En este último año, el indicador se ha reducido en 0,6 puntos porcentuales (322.658 personas), hasta llegar al 28,6% de la población.
El riesgo de pobreza y exclusión es algo más alto entre los hombres (29,4%) que entre las mujeres (28,9%). Las diferencias más notables se registran entre los grupos de edad. Para los mayores de 65 años el Arope es el mas bajo, con un 13,7%
Tener un trabajo o una pensión no garantiza el riesgo de sufrir pobreza. Hay personas alturas con trabajos o pensiones en el 14,9% de los hogares en pobreza (118% en 2014), y 1,8% (2,1%) en 2014) que sufren tanto pobreza como privación material severa, que disponen de alguno de los esos ingresos.
La tasa de trabajadores/as pobres (que no superan el umbral de pobreza, a pesar de tener un trabajo), ha pasado de 11,7% en 2013 a 14,2% en 2014 y a 14,8% en 2015.
Los dos factores con mayor incidencia son "No poder irse de vacaciones una semana fuera del hogar al año" y "no poder afrontar un imprevisto de 650 euros (41,6% y 39,8% respectivamente). El 11% tiene retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal y el 10,6% no puede calefaccionar adecuadamente sus viviendas.
La desigualdad está muy asentada en la estructura de rentas españolas. El 10% mas rico de la población obtiene una cuarta parte de los ingresos de toda la población.
La situación territorial
La situación es heterogénea a nivel territorial, como consecuencia de las diferencias en la renta per cápita y el producto interior bruto, así como también en las distintas políticas sociales y de protección social de las comunidades autónomas.
Las tasas más altas de AROPE están en Andalucía, con el 43,2% y Ceuta, con el 41,7%. Las más bajas corresponden a Navarra, con 13%, y País Vasco, con 17,6%. Es decir, la desigualdad en la incidencia del AROPE se manifiesta en 30 puntos porcentuales de diferencia entre comunidades. El AROPE segrega a España en dos mitades.