Han pasado cinco años desde que un grupo de personas en Philip Morris empezamos a configurar las bases de un proyecto ilusionante ligado a nuestro negocio y vinculado a nuestra estrategia de RSC. Cinco años intensos con la única vocación de aportar algo valioso a la comunidad donde se cultiva la hoja de tabaco, el origen de nuestro producto.
Se sabe que en España se cultiva tabaco. Concretamente unas 20.000 familias extremeñas viven de este cultivo. Lo que seguramente no es tan conocido es que somos el tercer país productor de hoja de tabaco de toda Europa. Generaciones de cultivadores de tabaco extremeños llevan décadas luchando por sacar adelante sus explotaciones tabaqueras en una de las comunidades autónomas con el nivel de desempleo más alto de Europa.
En los últimos años, estos cultivadores han tenido que hacer una gran apuesta a todo o nada. En un contexto de incertidumbre ante la notable reducción de ayudas de Europa, vienen haciendo importantes inversiones económicas destinadas a innovar sus explotaciones y secaderos para minimizar los costes de producción, condición necesaria para poder competir en un mercado global tan exigente como el del cultivo de tabaco.
“Invertir en innovación es necesario para poder competir en un mercado global tan exigente como el del cultivo de tabaco”
Hace cinco años pensamos que, en esta desafiante coyuntura, la única manera de mirar al futuro y ampliar el horizonte de esta nueva generación de cultivadores de tabaco era a través de la formación, una formación de primer nivel diseñada para liderar esta fase de cambios y la gestión de sus explotaciones de una manera innovadora y eficiente.
Para hacer realidad esta idea, necesitábamos un socio que tuviera la capacidad y sensibilidad de diseñar una formación eminentemente práctica adaptada a un colectivo con un nivel formativo muy heterogéneo, poco habituado a las aulas y que en tres meses diera frutos, aprovechando esos pocos meses del año de ciclo no productivo.
“La Universidad de Extremadura entendió la esencia de nuestro proyecto y nos embarcamos juntos en el ‘Programa Emprendedor para Jóvenes Cultivadores de tabaco’”
La Universidad de Extremadura entendió la esencia de este proyecto desde el primer momento y nos embarcamos juntos en sacar adelante lo que decidimos llamar ‘Programa emprendedor para jóvenes cultivadores de tabaco’. Un proyecto único, creado desde cero para jóvenes cultivadores que empiezan a tomar las riendas del negocio familiar, para contribuir a que dejen de pensar como agricultores y empiecen a sentirse auténticos emprendedores agrícolas.
“El proyecto se crea para que los jóvenes cultivadores que toman las riendas del negocio familiar se conviertan en auténticos emprendedores agrícolas”
Para ello, la universidad, comandada por el catedrático Ricardo Hernández-Mogollón, ha sabido diseñar un programa formativo basado en el método del caso con profesores de prestigiosas escuelas de negocios y universidades de nuestro país.
En estas cuatro ediciones, año tras año, nos hemos seguido preguntando si este proyecto merecía la pena, si realmente estaba valiendo para contribuir a ampliar el horizonte de los cultivadores. Probablemente, es pronto para dar grandes respuestas, lo que está claro es que a día de hoy, el programa ha conseguido juntar a líderes naturales que vivían a muy pocos kilómetros y que, en muchos casos, ni se conocían.
“Con el programa, los cultivadores se han hecho conscientes de que son el motor del cambio y que su futuro depende de lo que ellos hagan”
Además ha contribuido a que entiendan que no están solos y que lo que les une es mucho más que lo que les separa. Y lo más importante de todo, hoy son conscientes de que ellos son el motor del cambio y que su futuro depende en gran medida de lo que ellos hagan.
Acabamos de terminar el proceso de selección de alumnos de la quinta edición y lo cierto es que hemos recibido más candidaturas que en los anteriores años. Seguimos mejorando, haciendo nuevas incorporaciones para que año tras año el ‘Programa emprendedor para jóvenes cultivadores de tabaco’ sea un proyecto vivo que contribuye a que los cultivadores de tabaco estén más capacitados para defender la sostenibilidad de este cultivo hoy y mañana.