La Fundación SERES junto con la firma de servicios profesionales Deloitte, en la octava edición del Informe sobre el Impacto Social de las Empresas, han puesto el foco en cómo los factores sociales (bienestar social, salud, educación, empleo, etc.) han ido ganando relevancia, en los últimos años, debido a la situación socioeconómica mundial y al aumento de las desigualdades.
Como muestra del protagonismo que están alcanzando estos factores, es posible destacar tres elementos contextuales: en primer lugar, la preocupación de los inversores por buscar oportunidades de inversión socialmente responsables. Por otro lado, la Unión Europea, que está incrementando los recursos, con el objetivo de minimizar el impacto negativo que ha provocado el coronavirus; fruto de esta reflexión, los fondos Next Generation EU, que en definitiva colaboran para afrontar las necesidades sociales. Adicionalmente, el regulador europeo está dando un impulso legislativo a la normativa para conseguir una sociedad justa y solidaria.
Consecuencia de este entorno, existen cuatro aspectos que reflejan los avances realizados:
- El auge de los bonos sociales.
- El impulso al desarrollo de la taxonomía social.
- La revisión de la Directiva de Información No Financiera
- Mecanismos para la gestión proactiva de los efectos adversos en los Derechos Humanos.
Más de 120.400 millones de euros en bonos sociales en todo el mundo
La sociedad en los últimos años ha aumentado su concienciación sobre el bienestar y este hecho ha favorecido un cambio en el mercado de capitales, impulsando la búsqueda de financiación, capaz de generar un impacto positivo en la sociedad, y es por ello por lo que estamos ante el auge de los bonos sociales. Tradicionalmente se han conseguido a través de inversiones públicas, que siguen siendo fundamentales, pero hoy en día las inversiones privadas juegan un papel fundamental.
Los bonos sociales son instrumentos de emisión de deuda; los fondos que se utilizan van destinados específicamente a proyectos de carácter social. En 2020 se destinaron 120.400 millones de euros en bonos sociales a nivel global, una emisión seis veces mayor que en 2019.
El auge de los bonos sociales en 2020 también se ha dejado notar en España. Dentro de los cuatro tipos de bonos que existen (verdes, sociales, sostenibles y ligados a sostenibilidad), los sociales tuvieron un mayor crecimiento que el resto, con un 88% y 2.817 millones de euros emitidos.
La importancia de la Taxonomía Social dentro del marco normativo europeo
La Taxonomía Social es una herramienta que ha propuesto la Unión Europea para las bases de qué activos financieros son y no son aptos para la inversión con fines sociales. Dicha herramienta está basada en tres pilares principales: por un lado, respeto a los derechos humanos. Este aspecto debe subyacer en temas como la gestión del impacto social, de los trabajadores, consumidores y comunidades. Otro pilar fundamental es la promoción de condiciones de vida adecuadas para que todo el mundo viva bajo unas condiciones humanas dignas. El tercer pilar busca procurar unos gobernantes responsables que sepan actuar de forma coherente ante los aspectos anteriores. Este documento espera ser oficialmente lanzado durante el 2022 y será incorporado a otros textos legislativos como por ejemplo The Sustainable Finance Disclosure Regulation (SFDR).
Los líderes de la UE recomiendan que estos tres pilares estén apoyados por dos dimensiones, la horizontal, vinculada a la operación de una empresa; y la vertical, vinculada al negocio de cada compañía. El doble enfoque ayudará a generar mayor precisión en los parámetros que pueden hacer que los bienes y servicios sean plenamente sostenibles socialmente. El objetivo es que las empresas sean capaces de desarrollar proyectos de RSE alineados con las dimensiones propuestas por la Taxonomía Social.