La sociedad cada vez es más consciente y se fija más en la ética y valores que propone una empresa, al igual que el compromiso social que esta refleja con el entorno que le rodea.
Es por esta razón por la que la fundación SERES ─que colabora con diferentes compañías para seguir generando valor a su negocio, pero también a la sociedad, consiguiendo que su desarrollo tenga un impacto positivo en la misma─, en colaboración con Deloitte ha lanzado este año una nueva edición, la octava, del Informe del Impacto Social con 71 organizaciones participantes. Por destacar un dato significativo del informe: en 2020 se realizaron 24.869 proyectos dedicados a Responsabilidad Social Empresarial con el objetivo tanto de sensibilizar y difundir esta práctica, mediante distintas estrategias, al tiempo que evaluar estas acciones llevadas a cabo y comunicarlas mediante la elaboración de memorias de RSE.
Pero, ¿por qué quieren las empresas contribuir a la RSE?
La actividad laboral que desarrolla una organización hace que sea reconocida, pero cómo lo hace y las acciones que se llevan a cabo tanto antes, como después de dicha actividad, dice mucho de la entidad. Sucede del mismo modo con la RSE, ya que es un reflejo de los valores que esa empresa y sus integrantes tienen, lo que es de vital interés para el cliente, pero también para inversores y accionistas, ya que apostarán por compañías que sean transparentes, en las que puedan confiar y que busquen tanto su desarrollo como el de la sociedad, evitando causar perjuicio al medioambiente.
El impacto social, para que sea consistente, debe ocurrir tanto dentro de la firma como fuera de ella, generando una cultura que involucre a todos los integrantes de la empresa y que les ayude a mejorar el entorno que le rodea.
Algunos ejemplos de proyectos que han llevado a cabo las empresas participantes a nivel interno para conseguir los objetivos de RSE son: la implementación de códigos éticos; el desarrollo de medidas para la conciliación de la vida familiar y laboral; la integración laboral de grupos desfavorecidos o personas con discapacidad; o la involucración de empleados en las acciones de RSE; pero como hemos mencionado anteriormente, también realizan buenas prácticas empresariales a nivel externo, para mejorar la sociedad, con acciones como ayudar a pequeñas compañías a digitalizarse y vender online; con la adquisición de bienes y servicios a centros especiales de empleo; o dotando a comunidades con riesgo de abandono escolar o exclusión social con tecnología para disminuir la brecha digital.
Una vez que cada empresa es capaz de estructurar su plan de acción para llevar a cabo las actuaciones concretas, es importante saber comunicarlo y difundirlo para darlas a conocer, crear concienciar y sensibilizar, animando a otras organizaciones a que formen parte de este cambio. Es significativo que actualmente, el 85% de las firmas participantes en el estudio ya evalúa estas prácticas implementadas y se encarga de comunicar su contribución a la sociedad mediante memorias de RSE. Estas memorias describen cuáles son los grupos de interés y las estrategias que la entidad ha llevado a cabo para dar respuesta a sus expectativas con los datos obtenidos del análisis y su impacto social, económico y medioambiental. Además, el 72% de estas empresas han elaborado un plan para extender sus políticas de RSE a lo largo de su cadena de valor. Algunos sectores de estas compañías comprometidas con la sociedad son el Energético, el de Bienes de Consumo, el de la Salud y el de Alimentos y Bebidas entre otros.
Para reconocer estas buenas prácticas, cada año la Fundación lanza los premios SERES, que buscan galardonar el esfuerzo que las firmas han llevado a cabo. En 2021 otorgó un total de 43 reconocimientos a proyectos destinados a causas sociales. De los premiados, 38 de las entidades fueron grandes compañías y el resto de los proyectos mencionados pertenecían a PyMES. Estos proyectos tuvieron un impacto tanto a nivel nacional como en los países en vías de desarrollo.