Las tres iniciativas que resultaron ganadoras en la última edición de los Premios SERES tenían algo en común: el objetivo de crear oportunidades de futuro para las personas mediante programas de educación y formación. Estos galardones, que se entregan desde el año 2010, son un reconocimiento al compromiso social de las empresas y buscan que cada vez sean más las compañías que generen valor compartido para la sociedad y para la propia empresa.
Que las tres iniciativas premiadas tuvieran el mismo objetivo no es casual. Responde a una de las grandes tendencias de la responsabilidad social corporativa (RSC) en España. Según los datos del V Informe del impacto social de las empresas, las personas son el principal beneficiario directo de las iniciativas de RSC, que en su mayoría están dirigidas a la atención de sus necesidades y al desarrollo de sus capacidades y oportunidades.
Las personas en el centro de la RSC
La incorporación de la RSC a la estrategia y actividades económicas de las empresas y a las relaciones con sus grupos de interés no es algo pasajero. La RSC es una cuestión de supervivencia para las organizaciones y también una gran una oportunidad. Sin embargo, conlleva la asunción por parte de la empresa de un compromiso real y continuado con el entorno en el que opera.
Esto supone que se han de llevar a cabo acciones que coloquen a la persona en el centro de las actuaciones y contribuyan a mejorar la situación de empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y de la sociedad en su conjunto. Una muestra de que el sector privado ha hecho suyo este compromiso es que, en el año 2017, las 77 compañías participantes en el estudio elaborado por la Fundación SERES y Deloitte, llevaron a cabo un total de 9.023 proyectos de RSC, un 60% más que el número de proyectos recogidos en la primera edición del informe.
En concreto, los proyectos realizados durante el año de 2017 impactaron mayoritariamente en las personas, llegando a más de 24 millones de beneficiarios directos, favoreciendo su desarrollo personal y laboral. Asimismo, contribuyeron a potenciar su empleabilidad, tanto a través de la generación de nuevas oportunidades de empleo como a través del desarrollo de proyectos e iniciativas en el ámbito de la formación y la capacitación del talento.
Principales ámbitos de actuación de la RSC
Los ámbitos del bienestar y la cobertura de necesidades sociales fueron el foco de gran parte de los proyectos de RSC en 2017: un 67% del total de los proyectos desarrollados por las empresas participantes en el informe pertenecían a estos ámbitos. Analizando esta categoría al detalle, destacan las iniciativas que tienen como objetivo la financiación y fortalecimiento de entidades, la educación o la salud. Del total de proyectos llevados a cabo en 2017, 14% se realizaron en el ámbito de la educación y 12,71% en el de la salud.
Por otra parte, el 32% de los proyectos de RSC se desarrolló en torno al ámbito del empleo, el 24% de estos se orientó a la generación de oportunidades de empleo e integración laboral, convirtiéndose en el área en el que se concentran el grueso de los proyectos, mientras que el 9% restante lo hizo en el ámbito de la formación para el empleo.
Educación y empleo: motor y vehículo del valor compartido
Empleo e integración laboral y educación son los dos ámbitos en los que más empresas están trabajando. En ambos casos, el 59% de las compañías participantes en el informe afirma haber realizado al menos un proyecto en estas categorías. El empleo, la formación y la educación se sitúan como los tres grandes focos de actuación en materia de RSC para las empresas. Muchas de ellas están dedicando esfuerzos a favorecer la empleabilidad de colectivos desfavorecidos y contribuir a capacitar a los futuros profesionales.
En esta línea, el análisis de la inversión que las empresas destinan a los distintos proyectos en función del ámbito de actuación refuerza la idea de que las compañías están creando valor compartido invirtiendo en empleo y educación. Así, destaca la inversión destinada a los proyectos de educación, con una inversión total de más de 191 millones de euros registrada en 2017, seguida por los proyectos de empleo e integración laboral, con una inversión total de 105 millones de euros. Aunque los proyectos de empleo e integración laboral representan la mayoría de proyectos, cuentan con una dimensión media menor que los del ámbito de la educación, a los que se destina un 45% más de presupuesto medio por proyecto.
¿Por qué invertir en educación y empleo desde la RSC?
Las empresas que han decidido poner en marcha iniciativas de RSC son conscientes de que sus negocios afectan de diferentes maneras a distintos grupos de interés. En este sentido, aunque cada compañía debe encontrar el rumbo social que esté más alineado con su modelo de negocio y que mejor responda a las expectativas de sus stakeholders, es cierto que educación y empleo son ámbitos de actuación muy transversales que afectan a todas las empresas.
Independientemente de su tamaño o del sector al que pertenezca, cualquier empresa puede mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados, mejorar su formación y su desarrollo profesional o contribuir a la igualdad de oportunidades en el acceso al empleo. Además, si comparamos estas cuestiones con los últimos barómetros del CIS, en los que el paro se erige como la principal preocupación de la sociedad española, se aprecia cierto paralelismo con las iniciativas de RSC puestas en marcha por las empresas españolas. A esto habría que añadir que educación y trabajo decente forman parte de los ODS, Objetivos de Desarrollo Sostenible que más del 90% de las empresas participantes en el informe del impacto social de las empresas contempla en sus estrategias de RSC. Estas son, sin duda, algunas de las razones que explican por qué empleo e integración laboral, formación y educación son los principales ámbitos de actuación de la RSC en España.