Los últimos diez años han coincidido con la creación en las empresas españolas de departamentos de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y con el inicio de la incorporación de aspectos ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno) en la actividad empresarial, llegándose a convertir en una función consolidada en muchas compañías.
CaixaBank no ha quedado fuera de este proceso. Su predecesora, la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, “la Caixa”, ya en el 2004 creaba un departamento de Calidad y Reputación Corporativa y elaboraba su primera Memoria de RSC. Un año más tarde, en 2005, se adhería al Pacto Mundial de Naciones Unidas. Estos hitos supondrían el inicio de un proceso de no retorno de avance paulatino y continuo hacia un objetivo estratégico final: posicionarse como líder (ya como banco cotizado) en responsabilidad empresarial a la vez que, paralelamente, alcanzaba el liderazgo bancario en España.
“La Caixa inició el proceso de no retorno de avance paulatino y continuo hacia nuestro objetivo ser líderes en responsabilidad empresarial”
El camino hacia ese objetivo ha tenido diferentes etapas. En un inicio, la entidad daba respuesta a una serie de temas en los que una gran empresa ya no podía quedarse fuera: el seguimiento de los principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas, la elaboración de informes de RSC siguiendo el estándar de la Global Reporting Initiative (GRI), entre otros.
En una etapa posterior, de consolidación, se fueron introduciendo los aspectos ASG en la gestión diaria y el negocio de la compañía mediante la elaboración de políticas y procedimientos: código ético y su correspondiente canal ético; adhesión a los ‘Principios de Ecuador’ y desarrollo del procedimiento de análisis de riesgos sociales y medioambientales en las grandes financiaciones; disponer de una política ambiental y su correspondiente gestión según certificaciones medioambientales; auditorías sociales y medioambientales a proveedores de productos; certificaciones de recursos humanos, por poner algunos ejemplos.
“En una etapa posterior, de consolidación, se fueron introduciendo los aspectos ASG en la gestión diaria y el negocio de la compañía”
CaixaBank se encuentra en estos momentos en una fase de influencia en la que la RSC es estratégica, incorporada en su plan estratégico y de la que el departamento de Responsabilidad Social Corporativa y Reputación, dependiente del área de Comunicación, Relaciones institucionales, Marca y RSC, responde al más alto nivel (Consejo de Administración a través su Comisión de Nombramientos y su Comisión de Riesgos).
La RSC es también un elemento de competitividad y diferenciación. La presencia en índices de sostenibilidad (DJSI, FTSE4 Good), la obtención de certificaciones avanzadas de Calidad (EFQM+600), los reconocimientos en los principales rankings de RSC y reputación, los premios a la innovación, supone un importante factor de competitividad para CaixaBank con el correspondiente atractivo para una inversión sensible a estos aspectos.
“La RSC es también un elemento de competitividad y diferenciación”
Y, por último, la RSC le permite a CaixaBank influir en la sociedad participando activamente en ella a través de la Presidencia de la red española del Pacto Mundial, presencia en foros y asociaciones (Corporate Excellence, Fundación SERES, Forética, Conference Board, etc.); fortaleciendo el vínculo con sus stakeholders (Comité del accionista, relación directa con las plataformas de protección al consumidor, etc.); y consolidando iniciativas y programas que dan respuesta a las necesidades sociales: apoyo a emprendedores y empresa a través de microcréditos y financiación, creación de empleo entre personas en situación de exclusión social, disposición de viviendas y alquileres sociales, por señalar los más destacados.
“Es precisamente en un momento económico y social adverso cuando las empresas tienen que demostrar que son capaces de liderar la salida de la crisis”
En palabras del presidente de CaixaBank, Isidro Fainé, es precisamente en un momento económico y social adverso como este cuando las empresas tienen que demostrar que son capaces de liderar la salida de la crisis, asumiendo su responsabilidad, confiando en el futuro, con una actitud proactiva, tratando de anticiparse a las grandes tendencias de mercado e identificando nuevas oportunidades.