El 8 de marzo no es una opción. Es una necesidad. Porque más allá de una fecha para recordar cada año, el Día Internacional de la Mujer debe hacernos reflexionar que la igualdad de oportunidades y la inclusión no son meras concesiones.
La industria minera y metalúrgica ha sido tradicionalmente un sector dominado por la fuerza laboral masculina. Durante décadas, la presencia de mujeres en estos sectores ha sido escasa, limitada por prejuicios y barreras estructurales, muchas de ellas invisibles. Sin embargo, la capacidad, la evolución del conocimiento, el acceso universal a las tecnologías de la información, los avances en seguridad y la conciencia cada vez mayor sobre la importancia de la diversidad han abierto nuevas oportunidades.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres representan el 48,5% de la fuerza laboral mundial, pero solo el 27,4% de los empleos en la industria. Además, suelen ocupar puestos de menor responsabilidad, remuneración y estabilidad que los hombres, y enfrentan mayores dificultades para acceder a la educación, la capacitación y el financiamiento que les permitan desarrollar sus competencias y proyectos.
Las brechas de género no solo afectan a las mujeres, sino también al desarrollo económico y social de las naciones. De hecho, un informe del Banco Mundial revela que cerrar la brecha de género en el empleo podría incrementar el ingreso per cápita de los países en desarrollo en un 14% para 2030.
Hoy, la integración de la mujer en el sector minero-metalúrgico ya no se debate, sino que es un imperativo estratégico. Porque la diversidad de género no solo enriquece los equipos de trabajo, sino que también mejora la toma de decisiones y la innovación.
Y los datos lo respaldan: según el estudio Executive summary: Changes since the last report in 2012 publicado por Women in Mining UK las empresas mejoran sus resultados financieros cuando alcanzan una masa crítica del 30% de mujeres en sus juntas o puestos de alta dirección. Por ello, la clave está en generar políticas que no solo atraigan el talento femenino, sino que también aseguren su desarrollo y permanencia en el sector.
Uno de los mayores desafíos para lograr una mayor presencia de mujeres en la industria es la falta de vocaciones STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre las niñas y jóvenes. En España, solo el 16% de los profesionales en carreras tecnológicas son mujeres, según datos del Instituto de la Mujer.
Es fundamental actuar desde las primeras etapas educativas para eliminar los sesgos de género en la elección profesional. Y aquí, las empresas tenemos un papel transformador, colaborando con centros e instituciones educativas, ofreciendo referentes femeninos en el sector e impulsando programas de mentoring y prácticas que acerquen a las jóvenes a este tipo de carreras.
Para Atlantic Copper, la igualdad de oportunidades no se limita al 8 de marzo; es un compromiso diario. Y lo demostramos con hechos implementando medidas que favorecen la corresponsabilidad y el desarrollo profesional de las mujeres, contribuyendo a un entorno de trabajo más igualitario.
A pesar de que la minería y la metalurgia tienen un promedio de solo un 10% de mujeres en sus plantillas, en Atlantic Copper esta cifra asciende al 20%. Y no solo eso: la representación femenina crece a medida que aumenta la responsabilidad. El 42% del comité de dirección está compuesto por mujeres, así como el 35% de los mandos intermedios y el 10% de los puestos de operaciones.
Por ejemplo, entre las iniciativas destacadas, la compañía ha reducido la jornada laboral, ha mejorado los permisos de conciliación (tanto para hombres como para mujeres) y ha establecido políticas de desconexión digital para equilibrar la vida laboral y personal. También fomenta la promoción interna femenina, la contratación en igualdad de condiciones y la mentoría para evitar sesgos de género.
La igualdad no es solo un imperativo, sino también un motor de crecimiento. Porque la diversidad aporta nuevas perspectivas y crea equipos más eficientes y motivados. Efectivamente, el 8 de marzo es una fecha para visibilizar la lucha por la igualdad, pero el verdadero cambio sucede a diario.
Avanzar en igualdad de género no solo es posible, sino que es imprescindible. Porque cuando la mitad del talento de la sociedad tiene las mismas oportunidades, ganamos todos.